jueves, 18 de junio de 2009




Deméter y Perséfone
Según una antigua leyenda, Deméter, diosa de la agricultura, tenía una hijo muy querida. La muchacha se llamaba Perséfone y era la alegría de su madre. Un día, mientras la diosa se ocupaba de los campos y de los frutos, oyó un grito de su hija. - Perséfone!, ¿qué ocurre?- preguntó alarmada. Pero el silencio fue la única respuesta que obtuvo. No encontró ningún rastro de la muchacha y entendió que algo grave le había ocurrido. Desesperada, salió en su busca. Y durante nueve largos días caminó sin descanso preguntando a todos por su hija. Al décimo día, el Sol le dio la respuesta: -Perséfone ha sido raptada por Hades, el dios que vive en el reino de las sombras. Aquella noticia sumió a Deméter en una profunda tristeza. A causa de su pena, la diosa descuidó sus obligaciones y los campos dejaron de dar fruto. Las tierras parecían sin vida. -Como sigamos así, moriremos de hambre- se lamentaban los campesinos Los dioses sintieron compasión de la miseria de la miseria de los humanos y suplicaron a Deméter que devolviera la fertilidad a los campos. -Solo lo haré si vuelvo a ver a Perséfone. Entonces los dioses hablaron con Hades para convencerlo de que dejara a la joven regresar con su madre. Hades accedió con una condición: cada año, Perséfone debía pasar unos meses junto a él, en el reino de las sombras. Y así se acordó. Cuando Deméter volvió a ver a su hija , sintió tal alegría que brotaron las flores, se multiplicaron los frutos y los árboles se cubrieron nuevamente de hojas... La naturaleza entera parecía despertar de su letargo. Desde entonces, cada año, en la época en que Perséfone está junto a su madre, la tierra florece y los campos se llenan de furtos. Y también cada año, cuando Perséfonne regresa al reino de las sombras, la tierra se cubre con un manto de tristeza y la vegetación desaparece durantes unos meses.

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